LOS PEÑONES DEL MORRÓN DE PURUJOSA

Esta es la imagen, mas conocida, del Morrón de Purujosa, en los días claros puede verse desde Zaragoza.

Sin embargo apenas hay gente que se dirija allí. Probablemente porque hay una cara que se oculta en el Moncayo, para mi, una cara hermosa y sorprendente.

Pero desde ninguna carretera de la Comarca del Aranda, se indica que existen accesos al Parque Natural del Moncayo y pueblos como, Purujosa o Calcena, que sus montes también forman parte del Parque, quedan totalmente en el olvido .

Con estas fotografías, quiero dar a conocer unos parajes de extraordinaria belleza, pasear bajo esas paredes verticales de roca es emocionante.

Con antiguos abrigos para encerrar el ganado, aun queda rastro de los muros que hacían  los pastores para guardar sus rebaños.

También encontramos un laberinto de arcos de roca que, parecen los de una catedral en plena naturaleza.

Desde el interior de alguno de ellos podemos ver la Muela de Beratón.

Formas rocosas que terminan en una oquedad en forma de pozo.

Perfiles de roca de inmenso tamaño, y otro arco mas pequeño a la derecha.

Arcos y mas arcos. Probablemente, en cualquier lugar mostrarían este magnifico paraje, en sus guias turísticas y los habitantes de estos pueblos podrían autoemplearse con el turismo.

En el bonito pueblo de Purujosa viven todo el año unas 5 personas.

Las paredes son tan altas que no caben en el objetivo de una cámara.

Las vistas son preciosas, desde aquí pueden verse mas paredes, como la muela de Beratón, el barranco de la Covachuela, la peña de los Moros, peñas Albas....

También nos observan los buitres y vuelan sobre nosotros en forma de circulo, tan cerca que se puede escuchar como sus alas cortan el aire.

Los Peñones, El Morrón, Purujosa, Parque natural del Moncayo, Comarca del Aranda, Zaragoza, Aragón, España.

PEÑAS ALBAS, CALCENA, SIERRA DEL MONCAYO

Esta mañana, hemos salido a dar un paseo y pese que el día no parecía invitar a ello, nos hemos dirigido hacia Peñas Albas en Calcena, uno de esos lugares que engancha, con sol y sin él.

Esta vez, las nubes bailaban contentas entre las rocas, como un velo mágico que las cubría y las mostraba, en un paisaje cambiante y precioso de contemplar.

Cuando hace sol, los buitres revolotean por estas cumbres jugando con las corrientes de aire, y si estás cerca, se puede escuchar el sonido del viento al pasar entre sus plumas.

Estas rocas tienen formas caprichosas y cuando estás a sus pies son muy altas.

Tras la niebla, las peñas escondidas, a ratos sí y a ratos no.

Bajo estas rocas hay antiguos cerrados de ganado llenos de historias.

Me encanta pasear y contemplar de cerca toda la Sierra del Moncayo, es preciosa....!